Un fantasma llama a la puerta
Cuando el pasado se niega a ser olvidado, golpea para que le escuchen.
¿Qué harías si un fantasma llama a la puerta?
Hay puertas que nunca debieron cerrarse y hay fantasmas que solo quieren ser escuchados. Cristina es guía turística en la iglesia de San Agustín, un templo desacralizado del siglo XVII ubicado en Almagro. Una noche de invierno, cuando ya se prepara para cerrar, escucha unos golpes secos que provienen de la antigua sacristía, una habitación cerrada con llave a la que solo ella tiene acceso ¿Sería un fantasma que llama la puerta?
¿Y si los fantasmas no quieren asustar… sino pedir ayuda?
Al abrir, encuentra los archivadores por el suelo, los documentos revueltos. Un rato más tarde, vuelve a entrar y todo está perfectamente colocado. Desde ese momento, su vida cambia. Siente que una presencia trata de comunicarse. Piensa en el Padre Jara, un antiguo sacerdote del que circulan muchas leyendas. Pero cuando decide contarlo, nadie quiere escucharla.
El alcalde la presiona para que se retracte y amenaza con despedirla. Sus compañeras guardan silencio, su entorno duda de ella. Solo Inés, otra trabajadora, cree en su relato. Juntas deciden enfrentarse al misterio y dejar papel y lápiz, con la esperanza de recibir una respuesta desde el más allá. Lo que empieza como una experiencia sobrenatural se convierte en una lucha por la verdad, la dignidad y la valentía. Cristina arriesga su empleo, su reputación y su tranquilidad, pero no está dispuesta a mentir. Prefiere perderlo todo antes que negar lo que ha vivido.
A veces, lo más difícil no es enfrentarse a lo desconocido, sino mantenerse firme cuando todos dudan de ti. Cristina no busca protagonismo, solo respuestas. Su determinación la empuja a seguir adelante, aunque el precio sea quedarse completamente sola.
Cristina no imaginaba que su tranquila jornada acabaría así. Un fantasma llama a la puerta, y con ello comienza un conflicto entre lo invisible… y lo real.
Hay puertas que nunca deben cerrarse. Y hay fantasmas que solo quieren ser escuchados.
¿Y tú? ¿Te atreves a abrir esa puerta?
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